Aquí presentamos una breve mirada a dos polémicos autores que, para bien o para mal, forman parte de la pasarela de la poesía colombiana del último siglo.

viernes, 18 de diciembre de 2009

JATTIN. .. POESÍA




Ellos y mi ser anónimo

Es Raúl Gómez Jattin todos sus amigos
Y es Raúl Gómez ninguno cuando pasa
Cuando pasa todos son todos
Nadie soy yo Nadie soy yo
Por qué querrá esa gente mi persona
Si Raúl no es nadie pienso yo
Si es mi vida una reunión de ellos
que pasan por su centro y se llevan mi dolor
Será porque los amo
Porque está repartido en ellos mi corazón
Así vive en ellos Raúl Gómez
Llorando riendo y en veces sonriendo
Siendo ellos y siendo a veces también yo blanco papel
A que gentes de otros ámbitos conocieran sus noches estrelladas
de espermas de fandangos cuando la Candelaria
y esa alma gentil y bondadosa de ustedes mis amigos
que saben con una botella de ron blanco
entre pecho y espalda
prometer este cielo y el otro Los amo más en el exilio
Los recuerdo con un sollozo a punto de estallar
en mi loca garganta He aquí la prueba


El Dios que adora

Soy un Dios en mi pueblo y mi valle
no porque me adoren sino porque yo lo hago
porque me inclino ante quien me regala
unas granadillas o una sonrisa de su heredad.
O porque voy donde sus habitantes recios
a mendigar una moneda o una camisa y me la dan.
Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán
y lo nombro en mis versos.
Porque soy solo.
Porque dormí siete meses en una mecedora
y cinco en las aceras de una ciudad.
Porque a la riqueza miro de perfil
mas no con odio.
Porque tengo un compadre
A quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio.
Porque nací en mayo.
Porque mi madre me abandonó
Cuando precisamente más la necesitaba.
Porque cuando estoy enfermo
Voy al hospital de caridad.


Desencuentros

Ah desdichados padres
Cuánto desengaño trajo a su noble vejez
el hijo menor
el más inteligente
En vez de abogado respetable
marihuano conocido
En vez del esposo amante
un solterón precavido
En vez de hijos
unos menesterosos poemas
¿Qué pecado tremendo está purgando
ese honrado par de viejos? ¿Innombrable?
Lo cierto es que el padre le habló en su niñez de libertad
De que Honoré de Balzac era un hombre notable
De la Canción de la vida profunda
Sin darse cuenta de lo que estaba cometiendo


Me defiendo

Antes de devorarle su entraña pensativa
Antes de ofenderlo de gesto y palabra
Antes de derribarlo
Valorad al loco
Su indiscutible propensión a la poesía
Su árbol que le crece por la boca
con raíces enredadas en el cielo.
El nos representa ante el mundo
con su sensibilidad dolorosa como un parto.


Pájaro

En la clínica mental vivo
un pedazo de mi vida.
Allí me levanto con el sol
y entre tanto escribo
mi dolor y mi angustia.
Sin angustias ni dolores
ataraxia del espíritu
en que mi corazón
como una mariposa
brilla con la luz
y se opaca como un pájaro
al darse cuenta
de los barrotes que lo encierran.


Conjuro

Los habitantes de mi aldea
dicen que soy un hombre
despreciable y peligroso
Y no andan muy equivocados
Despreciable y Peligroso
Eso ha hecho de mí la poesía y el amor
Señores habitantes
Tranquilos
que sólo a mí
suelo hacer daño


De lo que soy

En este cuerpo
en el cual la vida ya anochece
vivo yo
Vientre blando y cabeza calva
Pocos dientes
Y yo adentro
como un condenado
Estoy adentro y estoy enamorado
y estoy viejo
Descifro mi dolor con la poesía
y el resultado es especialmente doloroso
voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
Voces quebrada: ya pasaron tus días
La poesía es la única compañera
acostúmbrate a sus cuchillos
que es la única


Equilibrio

A vuestras espaldas Vino fuerte
Amores desdichados de mi vida Los más
Me construí poderoso y soñador
y ustedes se quedaron
con las hilachas inasibles de mi poesía
Seres queridos
De cuerpos intocados
De pieles adoradas
Seres que me preservaron del destierro de la carne
al ejercitar en mí la sexualidad enamorada
Seres inhospitalarios Así me gustaban
Ellos me enseñaron que cuando se ama así se pierde
y que cuanto se pierde en el amar
se gana en el alma


La soledad de Gómez Jattin

No sé donde arderás ahora corazón mío
Necesito entregarte siempre como esclavo Pobre de ti
Es urgente que enfermes otra vez y otra vez
Qué voy a hacer contigo ahí desocupado
como estúpida biología Vamos deshazte
de tu pesadumbre y emprende vuelo
¿Qué te sugiere el momento? ¿Te gusta esa mirada
envejecida pero atenta de tu buena sobrina?
Ve y háblale de cuando lloró sin motivo
O cuando de la risa se orinó en los calzones
O mejor recorre el campo y siembra un árbol
suntuario O llévate cordel y navaja
y construye un barrilete y eleva con él
tu soledad hasta las nubes
No No queremos los dos amigo mío hacer nada de eso
Queremos acostarnos otra vez sobre tu vientre
Pero esos tiempos han pasado Su cuerpo y su deseo
deambulan entre cines y bares de la urbe
enfebrecidos detrás de otros cuerpos y otros deseos
Y eso está bien Es su vida sin nosotros
Tiene derecho también a un placer libre
Allí está sola la luna y no se muere Solo está el viento
Tú me tienes a mí
Y a Nuestra Señora La Soledad de Gómez Jattin


Lola Jattin

Más allá de la noche que titila en la infancia
Más allá incluso de mi primer recuerdo
Está Lola - mi madre - frente a un escaparate
empolvándose el rostro y arreglándose el pelo
Tiene ya treinta años de ser hermosa y fuerte
y está enamorada de Joaquín Pablo - mi viejo -
No sabe que en su vientre me oculto para cuando necesite
su fuerte vida la fuerza de la mía
Más allá de estas lágrimas que corren en mi cara
de su dolor inmenso como una puñalada
está Lola - la muerta - aún vibrante y viva
sentada en un balcón mirando los luceros
cuando la brisa de la ciénaga le desarregla
y el pelo y ella se lo vuelve a peinar
con algo de pereza y placer concertados
Más allá de este instante que pasó y que no vuelve
estoy oculto yo en el fluir de un tiempo
que me lleva muy lejos y que ahora presiento
Más allá de este verso que me mata en secreto
está la vejez - la muerte - el tiempo incansable
cuando los dos recuerdos: el de mi madre y el mío
sean sólo un recuerdo solo: este verso


Memoria

Más allá de la muerte y sus desolaciones
que perviven intactas como la vida misma
hay un sol habitado de palomas y árboles
que guarda tu futuro en mitad de mi infancia
Joaquín Pablo mi viejo niño y amable
la edad nos confundió y nos separó dolidos
en mañanas de Mayo esperando la lluvia
y en las horas del brillo y las escaramuzas
de los gallos de riña entre los matorrales
Hay un silencio grave parecido al olvido
que me nubla mis ojos y quiebra mi garganta
en tus voces que guardo como una tibio sábana
para el frío de los años y la soledad cansada
Eras el último hombre honrado que sobrevivía alegre
Eras aquel sentido sembrador de amorosas pasiones
En mitad de la vida se me escapó tu cuerpo
Como un frutal cargado soleado y cuidadoso
que me heredó sus mangos en lo más débil del alma


Abuela Oriental

A esa abuela ensoñada
venida de Constantinopla
A esa mujer malvada
que me esquilmaba el pan
A ese monstruo mitológico
con un vientre crecido
como una calabaza gigante
Yo la odié en niñez
Y sin embargo vuelve
en esta noche aciaga
con algo de hermosura
Por algo se dice
que con el tiempo uno perdona casi todo
Vuelve con sus cicatrices en el alma
de fugada de un harén
con sus "mierda" en árabe y en español
Con su soledad en esos dos idiomas
Y ese vago destello en su espalda
de alta espiga de Siria


Elogio de los alucinógenos

Del hongo stropharia y su herida mortal
derivó mi alma una locura alucinada
de entregarle a mis palabras de siempre
todo el sentido decisivo de la plena vida
Decir mi soledad y sus motivos sin amargura
Acercarme a esa mula vieja de mi angustia
y sacarle de la boca todo el fervor posible
toda su babaza y estrangularla lenta
con poemas anudados por la desolación
De la interminable edad adolescente
otorgada por la cannabis sativa diré
un elogio diferente Su mal es menos bello
Pero hay imágenes en mi escritura
que volvieron gracias a su embrujo enfermizo
Ciertos amores regresaron investidos de fulgor
eterno Algunos pasajes de mi niñez volcaron
su intacta lumbre en el papel Desengaños
de siempre me mostraron sus ví:sceras
Hay quien confía para la vida en el arte
en la frialdad inteligente de sus razonamientos
Yo voy de lágrima en lágrima prosternado
Acumulando sílabas dolorosas que no nieguen
la risa Que la reafirmen en su cierta posibilidad
de descanso del alma No de su letargo
Voy de hospital en cárcel en conocidos inhóspitos
como ellos Almas con cara de hipodérmica
y lecho de caridad Entregándole mi compañía
a cambio de un hueso infame de alimento
Toda esa gran vida a los alucinógenos debo
La delicadeza de un alma no está casi
en los que se apropia Sino en el desprecio de ese estorbo
sangriento cual banquete de Tiestes
que la opulencia inconsciente ofrece vana y fútil


Príncipe del valle del Sinú

Sus sentimientos más leves que las alas de las garzas
pero fuertes como su vuelo Su virilidad la propia
de un príncipe masculino soñador y altivo Su talante
el del que no quería amar pero ama Su heredad
la tierra Los míticos cebúes blancos y rojizos
Un carruaje de madera y metal violeta oscuro
Como sus ojos Tiene la noche de Damasco en ellos
Su voz la del trueno diluida en el susurro de la brisa
Su elegancia la del caballero del desierto Sus maneras
la presencia de los antepasados orientales fumando
el hachís Batiendo el aire con las pestañas negrísimas
con un fondo morado de ojeras de adicto ancestral
Tendido sobre un cojín de seda verde pistacho
Sus alimentos las almendras Las aceitunas El arroz
La carne cruda con cebolla y trigo El pan ácimo
Las uvas pasas El ajonjolí El coco El yogur ácido
Sus colores el negro El azul y el magenta
Sus elementos el aire y la tierra Su presencia
la de un joven dios agrario alejando el mal invierno
Regalando su fuerza al débil del campo Su esencia
íntima la del adolescente eterno que habita
la ilusión del poeta y su locura de alcanzarlo
en su pleno tránsito fugaz hacia la madurez
familiar a los hábitos poco felices
Su sentido unánime el de la saeta y el corazón palpitante
de la agonía del éxtasis erótico Su placer el desbordamiento íntegro
del ser sobre mis sueños abandonados entre sus manos
Su eternidad en mí la del amor largamente deseado
en lo esencial de cada instante De cada poema


Veneno de serpiente de cascabel

Gallo de ónix y oros y marfiles rutilantes
quédate en tu ramaje con tus putas mujeres
Hazte el perdido El Robado Hazte el loco
Anoche le oí a mi padre llegó tu hora
Mañana afílame la tijera para motilar
al talisayo Me ofrecieron una pelea para él
en Valledupar Levántate temprano
y atrápalo a la hora del alimento Dijo mi padre
Talisayo campeón en tres encuentros difíciles
He rogado y llorado que te dejen para siempre
como padre gallo Pero a mi viejo ya le dieron
el dinero y me compró un juego de dominó para engañarme
Pero ya estás cantándole a la oscuridad
para que se vaya Te contestaron tus vecinos
Y mi padre está sonando sus chancletas en el baño
Es imposible evitar que te manden otra vez a la guerra
Porque si mañana te espanto padre de todas maneras
hará prenderte por José Manuel el indio Así que
prepárate a jugarle sucio a tu contendor
Pues le robé al indio un veneno de serpiente cascabel
para untarlo en las espuelas de carey
En medio del tumulto y la música de acordeones
me haré el pendejo ante los jueces que siempre
me han creído niño inocente y te untaré
el maranguango letal Es infalible como el mismo diablo
Voy a apostar toda mi alcancía a nuestra victoria
Con lo ganado construiré un disfraz de carnaval
Y lo adornaré con tus mejores plumas


Ella se lamenta

Me hubiera gustado ser varón
para poseerte
Para darnos trompadas en señal de ternura
y de fidelidad
Para ponerme las botas de capataz
y cabalgarte desnudo
Para amenazarle con un revólver
Pero yo
Una mujer
Una simple mujer
¿Qué puede hacer de memorable
en la prosecución de un amor?


Casi obsceno

Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo
Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado
No soy malvado trato de enamorarte
intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar,
pero siempre muere en él.


Canción del Amor Sincero

Prometo no amarte eternamente,
ni serte fiel hasta la muerte,
ni caminar tomados de la mano,
ni colmarte de rosas,
ni besarte apasionadamente siempre.
Juro que habrá tristezas,
habrá problemas y discusiones
y miraré a otras mujeres
vos mirarás a otros hombres
juro que no eres mi todo
ni mi cielo, ni mi única razón de vivir,
aunque te extraño a veces.
Prometo no desearte siempre
a veces me cansaré de tu sexo
vos te cansarás del mío
y tu cabello en algunas ocasiones
se hará fastidioso en mi cara
Juro que habrá momentos
en que sentiremos un odio mutuo,
desearemos terminar todo y
quizás lo terminaremos,
mas te digo que nos amaremos
construiremos, compartiremos.
¿Ahora si podrás creerme que te amo?


El amor brujo

He robado parte de tu cuerpo y de tu alma
Le he tendido una celada a los recuerdos
que aquí te recuerdo ¿Recuerdas amor?
El cielo de la noche casi azul se asoma
entre tus pestañas Noche vibrátil
Una vez me fui hasta tu regió de monte
enfermo de hongos y tristezas muy tristes
Y aluciné con tu imagen alta y flexible
galopando un caballo de nube Luego
Venías por la tarde desde el Retiro de los Indios
en tu carruaje blanco y yo iba a pie
por la carretera Como un sonámbulo
Sonríes desde lejos como si masticaras
mi corazón entre tus colmillos
Mis palabras le quitan a tu vida muerte
Vives en este libro aunque te tengo miedo
Aunque apenas si hemos hablado
Pero te amo tanto como siempre
Tanto como puedas imaginar
Y estamos lejos
Como el sol del mar


Serenata

Asómate amor mío
que el cielo ha encendido un fandango
en su comba lejana
Y no hace frío
El viento música entre árboles un gemido
que parece tú sintiéndome el placer
que parece tú inclinado en mi rostro
secreteándome señales en el camino
"Todavía no" o "Aprisa que me muero"
Asómate y no temas a tu padre con su Colt 45
que yo traje el mío
¿Me oyes? ¿No deseas que nuestro amor
realice bajo los astros otra jornada? Como dioses
¿No le echaste al viejo en el cafe la valeriana
para que duerma y nos deje hacer lo nuestro?
Así te supliqué y no respondiste Después supe
que días antes te habían mandado de vacaciones
a París Para que te olvidaras de mí El poeta
del pueblo Ese que se ha ganado una triste
fama de marica por tu cuerpo adorado
No olvides que a mi ese asunto me tiene sin cuidado
Que es pura envidia Puta tontería de tu viejo
y sus aburridos compadres verdugos de la vagina
y de tus amigos falsos que les gusta mi falo
No olvides que el amor es más valioso
que todos esos juntos Que hemos luchado
aún contra nosotros mismos Que nuestro placer
tiene toda la belleza viril que ellos nunca han tenido


Ni siquiera una dulce noche

Aquel amor de fiebre y de tormento Aquel estar
pendiente de la luna entre los cocoteros Por si ella
me traía presagios de tu cuerpo Pero en vano
Pero estaba demasiado enfermo para soportar
la intimidad de tus caricias No hubieras conocido
en mí sino el temblor de un poeta y de su muerte
Aquel temor de mirarnos a los ojos no era vano
Estabas revestido de otro mundo Estabas lejos
Sobre todo cuando yo te amaba Cuando era
de ti como la nube en el reflejo del agua
Dentro pero lejos Dentro en el vientre
de una realidad inventada y fugaz
Era íntegramente bello porque no toqu6eacute;
tu cuerpo aunque tú lo querías y yo también
Pero antes de mi deseo estaba mi futuro
Estabas tú antes de mi deseo de ti
antes que el deseo estaba el amor
Antes que el amor estaba la vida y la maldad
Aquel amor que no tuvo una noche

Ni siquiera una dulce noche amor mío

jueves, 17 de diciembre de 2009

Arquitrave









http://www.arquitrave.com/


TENORIO....POESÍA

Anotaciones


Dulce enemiga
que llevas al hombre
más allá de sí mismo.

Adoro tus perfecciones
y tus fulgores sobre mi cuerpo helado.

Recorres a zancadas
los cielos —nada apacibles—
y las estrellas incesantes
y las estrellas quietas.

Bella al alba y al crepúsculo
dueña de la vida
todo te magnifica.

Ante vosotros llego
soberanos de la gran ramera
con la vieja segadora de vidas.

Otorgadle,
como a los secuaces del gran negocio,
pasteles y agua y aire
y una casa solariega en Manhattan.





Anotaciones al libro de los muertos, en Logos, revista de humanidades de la Universidad del Valle, nºs 4-5, Cali, 1973



La poesía



¿Qué eres sino la visión de la noche?

Todo lo nocturno te pertenece.

Invitas a los espléndidos banquetes de los sueños
y a las no menos espléndidas vigilias de la realidad.

Viajas con el hombre y la mujer como si fueras
la llama de sus ojos, el bordón de su felicidad
o el humo espeso de los amaneceres.

Para ti, madre del dolor, sólo hay gloria y pesar,
el mediodía no está escrito en tus agendas.

Ninguna otra cosa eres, poesía,
que la más alta sima donde el loco,
los mortales, los desheredados de la suerte y la fortuna,
encuentran cobijo.

Tú, la detestada, la leprosa, la purulenta,
eres la mejor de las hembras
la mejor madre.
La mejor esposa
la mejor hermana
y la mas larga y gozosa de las noches.


Harold Alvarado Tenorio en Casa de las Américas, La Habana, nº 148


Proverbios

No hables.

Mira cómo las cosas a tu alrededor se pudren.

Confía sólo en los niños y los animales
y de los ancianos aprende el miedo de haber
vivido
demasiado.

A tus contemporáneos pregunta sólo cosas
prácticas
y comparte con ellos tus fracasos, tus
enfermedades,
tus angustias, pero nunca tus éxitos.

De tus hermanos ama el que está lejos
y teme al que vive cerca.

A tus padres nunca preguntes por su pasado
ni trates de aclarar con ellos tu niñez y juventud.

Con tu patrón no hables, escríbele y nunca le
cuentes
tus planes futuros y miéntele respecto a tu pasado.

Ama a tu mujer hasta donde ella lo permita
y si llegas a tener hijos, piensa que,
como en los juegos de azar, podrás ganar o perder.

El destino no existe.

Eres tú tu destino.

Y si llegas a la vejez
da gracias al cielo por haber vivido largo tiempo,
pero implora con resignación por tu pronta
muerte.

Los que no tenemos dinero ni poder
valemos menos que un caballo,
un perro,
un pájaro o una luna llena.

Los que no tenemos dinero ni poder
siempre hemos callado para poder vivir largos
años.

Los que no tenemos dinero ni poder
llegado a los cuarenta
debemos vivir en silencio
en absoluta soledad.

Así lo entendieron los antiguos,
así lo certifica el presente.

Quien no pudo cambiar su país
antes de cumplir la cuarta década,
está condenado a pagar su cobardía por el resto
de sus días.

Los héroes siempre murieron jóvenes,
no te cuentes, entre ellos,
y termina tus días
haciendo el cínico papel de un hombre sabio.


En summa del cuerpo, Ediciones Deriva Cali




La patria



No pierdas el tiempo buscando la patria.
El dinero no la requiere y su lengua es usura.

La patria es el habla que heredaste
y las pobres historias que conserva.

Tu abuela, en el zaguán, ciega ya la memoria,
meciendo los años de sufrimiento y desdichas.

Tu madre, entristeciendo de melancolía y pavor,
Limbania, vigilando en prolongados silencios
los rumbos de su hermana,
tu tío, atado a la tierra que habíale regalado,
en plena juventud,
diez memorables sonetos
y Elisa,
sazonando el espíritu del capón,
hirviendo las aguas de aromas,
viéndote crecer como un desconocido.

La patria es también el vasto imperio de tu idioma
y la música de aquellos que la pensaron con amor.

Tu patria son las verbales
y pequeñas batallas de Bolívar,
la culpa, el frío y el hambre de Vallejo,
Neruda y su infinita colección de nombres y cosas,
Los juegos memorables y eternos de tu maestro
Borges,
y un laberinto de sangre llamado Macondo.

Tu patria serán los libros que des a la tierra
y la felicidad que depares al lector.

No pierdas el tiempo buscando la patria,
la llevas contigo.

Con ella morirás sin haberla pisado.

La patria son un hombre, una mujer
y la lengua que hablan.



En Poemas de la patria, de M. B. Pulido, compiladora, México, 2006.


ÍTACA
kavafis

Cuando partas hacia Ítaca
pide que tu camino sea largo
y rico en aventuras y conocimiento.
A Lestrigones, Cíclopes
y furioso Poseidón no temas,
en tu camino no los encontrarás
mientras en alto mantengas tu pensamiento,
mientras una extraña sensación
invada tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones, Cíclopes
y fiero Poseidón no encontrarás
si no los llevas en tu alma,
si no es tu alma que ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que muchas mañanas de verano hayan en tu ruta
cuando con placer, con alegría
arribes a puertos nunca vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finos objetos:
madreperla y coral, ámbar y ébano,
sensuales perfumes, -tantos como puedas-
y visita numerosas ciudades egipcias
para aprender de sus sabios.
Lleva a Ítaca siempre en tu pensamiento,
llegar a ella es tu destino.
No apresures el viaje, mejor que dure muchos años
y viejo seas cuando a ella llegues,
rico con lo que has ganado en el camino
sin esperar que Ítaca te recompense.

A Ítaca debes el maravilloso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino
y ahora nada tiene para ofrecerte.
Si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Hoy que eres sabio, y en experiencias rico,
comprendes qué significan las Itacas.

(Ithaki)

En Constatino Kavafis, Antología Poética, Traducción del griego y prólogo por Harold Alvarado Tenorio, Editorial Tiempo Presente, Bogotá: 1988.


En el valle del mundo


Haber tratado con el vendedor
el hacedor de ropas el carnicero
el inventor el fabricante de herramientas
el que vende boletos a la entrada de los cines.
Saber que los gusanos esperan mi carne,
los hijos, mis riquezas.
Haber visto las anchas calles
soportado los inviernos recogido los pasos y saber
que un inmenso deseo se despierta en mí
y crece hasta convertirse en olvido de tu
persona.

Haber visitado en la orilla de un lago un
santuario,
presenciado una escena sombría con una música
melancólica,
visto una silueta recortada sobre un bosque
y el viento silbando entre ramas.
Saber que esta noche flotan sobre mí nubarrones
largos
mientras arrastro piedras y escucho el tañer de
las campanas.
Haber visto la luna asomando entre nubes,
bendecido a los hombres sin descendencia
y ayudado a morir a sus mujeres.

Conocer y gustar de los jóvenes,
amor mío,
cuando los heléchos se vuelven rojos y
amarillean
las espadañas
y te burlas de mí
desde mis cabellos,
desde mis dientes,
hasta estos ojos que te enamoraron.

Haber vivido entre menesterosos,
no saber de castidad ni de hermosura.

Haberle visto bajo las ruedas,
puesto sus labios sobre tus muslos y oírle decir:
es una pena amar y otra pena no amar
pero lo más penoso es fracasar cuando se ama.
Quiero beber a grandes sorbos,
levántate el vestido,
ven a gozar conmigo los juegos de ir y de venir
del salto y la caída.
Deseo alejar de mí todos los pesares.
Baila conmigo, amor. Embriágate de alegría,
mortal he nacido, sé cuántos años he visto alejarse
pero ignoro cuánto espacio queda para recorrer.

Haber perdido las buenas formas y el calor
y que las cuatro cosas que más he odiado se
hayan apoderado de mí:
la tos y el olvido,
la enfermedad y el dolor.

Haber gritado
oliendo un capullo purpúreo de violeta,
los tonos escarlatas de la anémona,
el encendido rubor de las rosas.
Saber, que de tus vecinos, uno hablará mal de ti
pues desdeño, en la flor de la edad, el amor
y añorar su boca y el cabello que cubría su nuca.
Haber perdido los dientes a los siete años,
a los catorce adquirido la creciente pubertad,
a los venticinco la barba y el color definitivo
de la piel,
a los veintiocho, las señales del valor.
Haberle dicho: sé cómo amar al que me ama
y también cómo al que me odia. No dejes que
importen
demasiado a tu dicha los éxitos
y a tu pena los
fracasos
Y saber que no se reunía con otras para
murmurar.

Tráeme una copa para recordar
aquella joven que incitaba mi juego,
más mi amor es de ti, por tí estoy enloquecido,
y sólo a ti te veo
muchacho de ojos de muchacha que metes tu mano
en mi corazón.
Tráeme una copa para retornar a los goces de mi
juventud.
No es mi tarea que me comprendas
no conozco nada que tenga mi amistad.
Sólo el mar
y el viento
porque mis lágrimas aumentan su vida
porque mis suspiros aumentan sus pasos.
Calla.
Mis brazos serán tu copa,
mis muslos lo serán también
y la cuenca de mis ojos.
No seremos una sombra que pasa,
ni un cómico que ríe.
Nuestro goce no será el paso de una golondrina
en plena oscuridad.
Nuestros días no están contados,
ni mis muslos ni tu delicioso placer ni tus
sonrisas.
Nadie tenga abstinencia, ni predique enseñanzas,
no podrá compartirlas.

Sólo tu cuerpo, tu cuerpo membrudo,
tu alta estatura, tu cabeza redonda,
tus ojos grandes, tu nariz delicada,
tu cabellera negra y tu sonriente rostro.
Brindaremos con quien alivie los descansos del
amor
y seremos voces en las ciudades y los campos.
Los derechos están repartidos en nuestros poros
y el poder no vencerá nuestras pasiones.

El cuerpo será la morada del cuerpo,
el vestido de la cabeza y la guía del deseo y el
vehículo
de la luz, el índice del pensamiento y un pasajero
que se detiene
y el huésped de los lugares en donde está y la cara
de todas las cosas.

Habremos de beber, comer y dormir abundantemente
y escribiremos contra los tiranos creando su confusión.
Con las manos puestas en el suelo
cantaremos mientras las mujeres sonríen.
Nuestros deseos tendrán nuevos principios,
y acostumbraremos, mirando a las fuentes,
a intuir el movimiento.

Haber realizado un viaje por países extraños
con gentes extrañas
y costumbres más extrañas aún.
Andar monologando en esta mi casa solitaria.
Haber abandonado las costas,
aprendido que lo semejante produce lo semejante
y que es necesario pronunciar palabras y realizar
acciones.

Recordar, cuando a la hora de las comidas
me tenías sobre tus rodillas y preparabas mi comida
y me dabas de beber en tu propio vaso de barro.
Haber oído las frases: no es cera esto que estoy socarrando,
es el hígado, el corazón y el brazo de fulano y de mengano.
Haber fornicado sin placer,
vivido entre ellos y gozado sus mujeres.
Haber conjurado la falta de dinero, el uso de chequera,
de tarjetas de crédito, ni hecho ejercicio.
Saber que la luna se está ocultando bajo las olas,
que el tiempo conmigo se oculta,
que jóvenes y bellas murieron algunas
y que hay uno que logró edificar su morada
en el borde arenoso de las aguas.
Haber aprendido en las ciudades a vivir en la superficie,
saber que soy uno que cuenta lo contado
y uno que ama los amaneceres.
No haber doblegado la cerviz ni masticado corazones
solitarios.
Haber esperado con ansiedad tu vuelta y haber
trenzado flores
para adornar tus cabellos cuando el gallo
y el reloj
anúncien la mañana.



En ultrajes (1965-2005) Arquitrave editores, Colombia, 2007.

En el reino del amor, la locura y la muerte: Acercamiento al mundo poético de Raúl Gómez Jattin.

Por José Alexánder Erazo.
Estudiante de la Escuela de Estudios Literarios.

Si consideramos que el acto de creación lírica es el de máxima potenciación del lenguaje literario, hemos de aceptar que el acto de lectura de la obra lírica debe ser, por correspondencia, el más arduo, creativo y, en la medida en que la creatividad –en el ámbito estético– se construye en la individualidad, el más personal. Un poeta lírico crea un mundo de vivencias y representaciones (hecho de su palabra poética: musical, plástica y conceptual) que genera un campo de vibración vital, el cual, si halla en el lector una caja de resonancia donde liberar la belleza y verdad de sus elementos, podrá reconstruirse o revelarse.
Por lo anterior, un lector competente de poesía lírica debe aspirar a ser como el poeta: tener su visión demiúrgica en la representación de imágenes, alcanzar su dominio de las fuentes retóricas, perderse sin freno en los caminos de la imaginación, afinar el oído a la frecuencia en que cantan los objetos, pensar con el rigor del sabio. Por la exigencia que este reto implica, es comprensible el pobre nivel de los estudios líricos; en casi todos ellos, el acercamiento es parcial, limitado a un aspecto determinado del fenómeno lírico, casi siempre el retórico.
En ningún otro género se ha marcado más la diferencia entre el autor y el lector, éste ha ayudado a construir el pedestal de aquél a partir de paradigmas como el de la inspiración trascendente en la creación lírica, el del genio romántico, el del poeta maldito, el de la pureza verbal del poema, entre otros. Un acercamiento más equitativo entre el poeta y su lector requiere de la desmitificación mutua de estos paradigmas. Y éste es quizá el desafío de la crítica y la teoría literaria actuales.
En consecuencia, nos proponemos ofrecer un acercamiento plural al universo poético formulado por la obra lírica de Raúl Gómez Jattin, omitiendo actitudes frecuentes en el abordaje de su obra, como el biografismo y la exultación temática (el énfasis en los temas escandalosos de su obra: la sexualidad desbordada, la locura, las drogas). Para esto tendremos en cuenta algunas propuestas teóricas recientes, que han desbrozado el –hasta hace muy poco recorrido– camino de los estudios líricos.
Iniciaremos este acercamiento en la médula misma del fenómeno lírico, el de su enunciación. ¿Quién habla en la poesía de Raúl Gómez Jattin? ¿Qué voz poética construyen sus poemas y a partir de qué vivencias? ¿Qué tú o él construye este yo poético? Pasaremos luego a considerar las voces literarias que resuenan en la obra del poeta de Cereté. Influencias y divergencias que determinarán la comunidad de sus poemas con la poesía nacional y universal. Por último, intentaremos entender las implicaciones ideológicas (religiosas, filosóficas, estéticas) del erotismo construido en su poética.

Siendo ellos y siendo a veces también yo: La búsqueda del yo en los otros y en la nada, negación del sujeto en la poesía de Raúl Gómez Jattin.

1. Precisiones teóricas.

Cuando el marxismo y el estructuralismo abordaron la literatura dieron al traste con muchas de las convicciones neoclásicas respectivas a los géneros literarios. Georg Lukacs superó las interpretaciones elitistas sobre la epopeya, que la consideraban una forma de discurso sublime de exaltación de la nobleza y grandeza de la condición humana; los narratólogos evidenciaron las estructuras tópicas de los cuentos y novelas, acercándolas a otras funciones discursivas, esencialmente orales, como el mito o el relato tradicional. Sólo la lírica pareció resistir los embates teóricos del siglo XX para seguir reinando en su torre de sublimidad subjetiva.
Si hay un principio corruptor de la teoría de la lírica es el prejuicio sobre el carácter no ficcional de la enunciación lírica. Se ha querido creer que quien habla en el poema es el poeta mismo, aduciendo la fuerza subjetiva –de presencia casi inmediata– de la voz lírica.
Katie Hamburger realiza una sólida defensa argumentativa de este principio: para ella, la lírica es enunciación de realidad, porque el sujeto enunciativo lírico se propone como sujeto real que dice cosas sobre el mundo y no como un sujeto ficticio, al que él, como autor, hace decir cosas sobre el mundo (como es el caso de los narradores en la narrativa); dicho de otro modo: la vivencia de la enunciación lírica puede ser “ficticia” en el sentido de inventada, pero al sujeto poético, en tanto vivencial, sólo es dable considerarlo sujeto real de enunciación, jamás como sujeto ficticio. Además, para Hamburger, todo lector de poesía lírica asume esta condición para el poeta, pues vive el poema como si fuera el enunciado de un auténtico sujeto enunciativo. “Al poema lo vivimos como enunciación de realidad como si fuera una carta o una comunicación oral”.
Sultana Wahnón en Ficción y dicción en el poema presenta las refutaciones a la teoría de Hamburger, que incluyen aquellas que aducen ejemplos de lírica a los que el principio de enunciación vivencial subjetiva no les es aplicable, como los poemas líricos narrativos o los dialógicos. Una refutación más contundente es la de Félix Martínez Bonati, él afirma que sólo la ubicación en una situación comunicativa real (un contexto de enunciación en el que un emisor concreto diga algo en función de la intención de comunicarse con un receptor concreto) daría calidad de “real” a la enunciación.
Posiciones menos radicales que la de Hamburger se han propuesto en torno al tema de la enunciación poética, si bien ninguna ha logrado crear un estatuto coherente sobre la naturaleza ontológica del sujeto poseedor de la voz poética, ni la de su receptor. Peor aún, aspectos del contexto enunciativo lírico como el lugar o el tiempo de la enunciación apenas si están empezando a ser analizados. El tratamiento problemático de estos temas pasa por dificultades como las de la variabilidad histórica del género lírico o la difícil especificidad de la enunciación del yo en los poemas líricos, por la falta de marcas textuales para identificar al sujeto enunciador o por la ausencia de un marco preciso para ubicar su discurso.
Sin embargo, a pesar de las dificultades teóricas, intentaremos un acercamiento a la instancia enunciativa de algunos poemas de Raúl Gómez Jattin, considerando, en su momento, algunas propuestas teóricas sobre el asunto, como las de Pozuelo Yvancos o las de Hans-Georg Gadamer.

2. Análisis de la instancia de la enunciación lírica en la poética de Raúl Gómez Jattin.

Consideremos el siguiente poema

Ellos y mi ser anónimo.

Es Raúl Gómez Jattin todos sus amigos
Y es Raúl Gómez ninguno cuando pasa
Cuando pasa todos son todos
Nadie soy yo Nadie soy yo

Por qué querrá esa gente mi persona
si Raúl no es nadie Pienso yo
Si es mi vida una reunión de ellos
que pasan por su centro y se llevan mi dolor

Será porque los amo
Porque está repartido en ellos mi corazón

Así vive en ellos Raúl Gómez
Llorando riendo y en veces sonriendo
Siendo ellos y siendo a veces también yo

Este poema, que pertenece a la segunda parte de la edición de Retratos, su primera obra publicada, es ilustrativo de las dificultades que algunos poemas de Gómez Jattin pueden presentar respecto a su enunciación lírica. Empecemos diciendo que, como miembro de esta colección de poemas, el poema reclama la calidad de retrato, en este caso de autorretrato, porque el sujeto que pretende ser retratado en él es el mismo poeta. Y esto lo podemos colegir de las marcas textuales concretas del yo (pronombres, nombre propio) que, si bien no lo determinan como el sujeto de la enunciación directa de los primeros tres versos (el sujeto de estos tres versos es impersonal y se refiere a Gómez Jattin en tercera persona), surgen desde el cuarto y hasta el último de forma ininterrumpida, si bien complejizando su yoidad con la alteridad de los ellos.

Analicemos ahora como este autorretrato construye la concepción del yo en la poética de Gómez Jattin y, ante todo, examinemos los procedimientos poéticos semánticos y retóricos que dan cuenta de esta concepción. Para esto usaremos tres tipos de convenciones sobre las distintas personas pronominales del poema.

Voz poética impersonal.

Voz poética del sujeto lírico – Raúl Gómez Jattin

Referencia a ellos.

Es Raúl Gómez Jattin todos sus amigos
Y es Raúl Gómez ninguno cuando pasa
Cuando pasa todos son todos
Nadie soy yo Nadie soy yo

Por qué querrá esa gente mi persona
si Raúl no es nadie Pienso yo
Si es mi vida una reunión de ellos
que pasan por su centro y se llevan mi dolor

Será porque los amo
Porque está repartido en ellos mi corazón

Así vive en ellos Raúl Gómez
Llorando riendo y en veces sonriendo
Siendo ellos y siendo a veces también yo

En los dos primeros versos una voz poética impersonal (en tanto que no se propone con una identidad propia) define quién es Raúl Gómez Jattin, en el primer verso afirma que es todos sus amigos, y en el segundo afirma que, cuando pasa, es ninguno. Esta condición “cuando pasa” parece referirse al momento en que, dominado por la locura, recorre las calles de su pueblo o de las ciudades que le acogieron. Esta suposición parece ratificada en el tercer verso, cuando iguala el todos del primer verso, referido a sus amigos, con un todos (todos son todos), que en el ahora enunciado (cuando pasa) no puede aludir sino a la gente del común, a los espectadores de su locura. La relación de otro estado del yo para el Gómez Jattin loco, se confirma en el cuarto verso, cuando surge una repetición en la que resuena un eco del discurso del loco: la negación de la identidad propia (Nadie soy yo Nadie soy yo).
Concluyendo, encontramos que, en la primera estrofa, la voz poética define un yo dual. Un yo cuerdo, que se define en el otro, en sus amigos, concretamente; contrapuesto a un yo loco, que se define en la nada, para quien todos son ellos mismos, y ninguno –ni siquiera sus amigos– pueden ser él mismo, es decir, estar en plano de igualdad ontológica con su yo. El yo del Raúl Gómez Jattin loco se ubica en un plano de soledad absoluta, alejado de todos, o mejor, al que ninguno puede acceder. Este plano de soledad absoluta es en realidad un eufemismo, el yo loco de Gómez Jattin se adjudica para sí la nada, es nadie, no existe sino como paradoja ontológica: Nadie soy yo, es la fórmula precisa en la que el poeta condensa lo paradójico de la enunciación del loco.
En la segunda estrofa surge la pregunta sobre a quién se refiere el sujeto lírico con la denominación gente. La respuesta está en la tercera estrofa: Será porque los amo. Es decir, en la segunda estrofa y hasta el final del poema, la gente y ellos son los amigos de Gómez Jattin. Pareciera que el poema recoge una reflexión de Gómez Jattin sobre sus amigos en relación con su estado de locura: ¿por qué le quieren a pesar de ser loco (nadie)? Se trata de una pregunta dolorosa, una constatación biográfica básica nos muestra la vida del poeta, después de su locura, como la sucesión de redenciones que sus amigos ejercerán en su vida.
Quién lee este poema a la luz de su biografía, podría deducir que Gómez Jattin sintió culpabilidad por los abusos que contra sus amigos cometió en los momentos de locura. Pero aquí, el homenaje del poema (y es que el sentido más explícito de la obra poética de Gómez Jattin es el homenaje a los otros, formas como el encomio, la alabanza, la dedicatoria, el epitafio, entre otros tipos laudatorios, son algunos de los subgéneros líricos que engloban su producción poética) llega a ser supremo. Gómez Jattin no se cree digno del amor de sus amigos, porque él no es nadie (sólo un loco) y lo que él es, o mejor su vida, es la congregación de sus amigos y su acción benéfica aliviándole el dolor de ser nadie (de ser loco). Dicho de otra forma, el sujeto lírico – Raúl Gómez afirma que no entiende porque sus amigos le quieren, si lo que en él es querible son precisamente ellos.
La tercera estrofa es un énfasis y una confirmación de lo dicho en la segunda. El sujeto lírico supone que le aman porque él los ama, él, cuya parte de ser son sus amigos; se da aquí una tautología interesante: si Gómez Jattin es sus amigos, ellos le aman amándose a sí mismos. El segundo verso de la tercera estrofa aclara esta perspectiva confusa: porque está repartido en ellos mi corazón, lo que quiere decir que, más que estar llena su vacuidad por el ser de sus amigos, lo está porque su ser está disgregado en ellos. Hay, como hemos hallado en el caso de este poema, una tensión entre amistad y egoísmo, entrega y dominación, narcisismo y platonismo, que enriquece dialécticamente estos pares, en toda la obra de Gómez Jattin. En el poema a su madre dice:

No sabe que en su vientre me oculto para cuando
Necesite su fuerte vida la fuerza de la mía
(Lola Jattin en Hijos del tiempo)

Fijando una de las característica opuestas de esta relación: dominación – dependencia.
Como un yo que se da a los otros, pero que, al tiempo, se retrae de ellos excluyéndolos, es como debemos entender la dialéctica del yo en la obra de Raúl Gómez Jattin: un yo oscilante entre el todo y la amistad, y la nada y la soledad. La última estrofa del poema que analizamos condice con este aserto. Así, reunidos en él, y él disgregado en ellos, viven sus amigos en él y él en sus amigos, siendo ellos –asumiéndolos y aceptando su amistad, durante su cordura–, pero siendo también él mismo, siendo su yo, durante la locura.


3. Sentido autobiográfico de la tensión dialéctica yo – ellos en la obra poética de Raúl Gómez Jattin.

Si consideramos la intencionalidad de los primeros poemas de Raúl Gómez Jattin diremos que tienen un carácter vindicatorio, a veces retaliativo. El poeta busca afirmarse en su oficio, ante los criterios estrechos de sus familiares y vecinos, así lo manifiesta en una carta a Milcíades Arévalo: “Pero tengo otro libro un libro que da miedo de verdad. Da miedo. He sido malvado, profundamente malvado. Mis pobres compañeros de vida, los que me dieron la vida incluso, aparecen de gesto entero. Ay de ellos. Ay de sus intimidades más sagradas. Ay, pero un ay poderoso. Porque cuando canto pujo y cuando pujo lloro. Lloro y canto, pésele a quien le pesare; yo canto y hiero. Comenzando por el indefenso Raúl. Mi navaja de asesino –de hachís-chino– corta filosa la carne ajena. Treinta y dos poemas de sangre vertida. No te los pierdas. Concursa en Cúcuta el próximo mes. Lujuria, indiferencia, ambición, dinero torpe, amor, muerte, falsos poetas, traiciones, fracasos. Todo eso está en Retratos, del nunca bien nombrado R.G.J. Me van a odiar, amigo mío que tienes la dicha de conocerme, me van a odiar con razones. Qué bien me siento. Sé de antemano que es una obra muy importante para veinte personas. Suficientes motivos para publicarla. Me divertí escribiéndola. Con cada uno de los personajes jugué a las escondidas y a cada uno sorprendí en uno, dos, tres gestos significativos.”
Pero como bien indica Gadamer, en su análisis a la obra de Paul Celan, ¿Quién soy yo y quién eres tú?: “¿Es necesaria la información sobre aquello que un poeta pensó a la hora de componer su poema? Desde luego, la cuestión reside única y exclusivamente en saber lo que un poema de verdad dice: no en lo que el autor pretendía y tal vez no supo decir. Sin duda, la sugerencia del autor respecto a la “materia” de sus poemas en estado bruto bien puede ser de utilidad en el caso de un poema que está cerrado en sí y evita intentos de compresión fallidos. Pero sigue siendo una ayuda peligrosa. Cuando el poeta comunica sus motivos privados y ocasionales, desplaza en el fondo aquello que ya ha logrado cierto equilibrio como estructura poética hacia el lado de lo privado y contingente que, desde luego, ahí no está.”
Y este es el caso que consideramos, aunque Gómez Jattin cree haber construido un compendio de poemas paródicos y oprobiosos, lo que ha conseguido es una mirada humana, a veces, incluso, tierna y compasiva de los otros, esos paisanos y amigos suyos que le comprendieron y tergiversaron alternativamente. Y no se trata, exclusivamente, como en el caso de su principal fuente literaria, Luis Carlos López, de una vindicación por el humor pintoresco o costumbrista, pues como lo señala en la carta, ha sorprendido a estas personas retratadas en dos o tres gestos significativos–y no muecas o ridiculeces–, este representar a los otros por lo significativo de un gesto es un aspecto donde la poesía de Gómez Jattin alcanza una dimensión sicológica universal que trasciende –en muchos de los poemas– la simple estampa sicológica, verbigracia en los dos hermosos y complejos poemas a sus progenitores.
El propósito inicial parece no cambiar demasiado en las siguientes obras. Se busca la reivindicación, la aprobación, pues hay una desconfianza demasiado afianzada en el susceptible carácter del poeta, respecto al mérito propio de la obra poética: “Somos felices cuando nos leen, verdad Milcíades. Nacimos para ser leídos, esa manera de tratar íntimamente con uno sin desgastarlo. Y me siento contento con que me haya leído alguien como tú, águila solar. El poeta sabe tratarse con sus semejantes, y con una de mis alas te digo: gracias por reconocer que mi vuelo es gracioso, que mis plumas son fuertes y brillantes, que mi pico infunde temor”.
Son tantas las manifestaciones de megalomanía en el anecdotario de Gómez Jattin (célebres entre otras son la negación a ser editado en ediciones de poco tiraje y pobre presentación, la bullaranga armada con motivo del reconocimiento público del presidente López Michelsen, la vuelta a la locura –después del tratamiento en Cuba– por la lectura de una crítica negativa en el Magazín de El Espectador etc.), que cabría preguntarse si hay una esencial falsedad en las manifestaciones comprensivas, amistosas y compasivas de sus poemas. No hay tal, la excesiva megalomanía del poeta converge con su extremada debilidad. Frágil, el egocéntrico Gómez Jattin, es un dios que adora:

Soy un dios en mi pueblo y en mi valle
No porque me adore Sino porque yo lo hago

De lo anterior la recurrencia en la enunciación dual del sujeto poético, que se dice desde y para el otro:

tu nombre que era el nombre
que mi dolor tenía
o

Muero cada día
con el dolor del loco
que destruyen los otros
con el mendigo muero
con el enamorado triste
sufro
con la mujer confinada
en un bar musical
lloro
y vuelvo a estar solo
a comer el agrio pan del exilio
entre tanta gente que a veces
Amo

“Vinimos al mundo solos, vivimos solos y solos morimos. En la soledad se fraguan los hechos sociales, pero he vivido rodeado de amigos, para mi mal, para mi tristeza y para mi bien. En mi soledad escribí mis poemas, en mi soledad fui amigo de ustedes. La soledad es algo que el hombre debe conquistar si quiere llegar a ser él. Fui un poeta solitario porque fui una persona solitaria y necesitaba suficiente tiempo para reflexionar. Me costaba mucho trabajo. Para mí la poesía fue un asunto de reflexión, angustiante por épocas. El problema se presentaba al intentar sintetizar una profunda experiencia en catorce o dieciocho verso.” Expresó a propósito del poema que hemos analizado, paradójicamente la poesía que le alejaba de sus amigos en la contingencia de su vida, es la que hoy expresa mediante una unión atemporal un acercamiento definitivo: “Yo me propuse con mi poesía hacerme querer. Ando como un muchacho por la vida, buscando amigos con quien ponerme de acuerdo para hacerle una maldad a la maldad.”

4. Sentido sicológico de la tensión yo – ellos en la obra poética de Gómez Jattin.

En el ensayo de William Ospina sobre Raúl Gómez Jattin destaca que: “El país de Raúl Gómez Jattin es ese país ondulante del niño fascinado por un presente maduro y tentador pero continuamente llamado hacia atrás por la evocación de un país mítico. Por eso se mece sin fin entre la pasión del deseo incesante y la prisión de un jardín de fábulas que está en su infancia y más allá de su infancia, un jardín del que su abuela y su madre son los símbolos vivientes. De esa tensión brota su angustia, y también brota su poesía. Esa madre es a la vez la memoria y el duelo, el amor oscuro y la luz del sufrimiento, la evocación y el fuego del lenguaje. Por eso puede decirle finalmente, en la estrofa con la que comienza su poema Un fuego ebrio de las montañas del Líbano.”
Como indica Ospina, la poesía de Gómez Jattin no necesita más que de su entorno edípico para construirse. Desde Retratos hasta los Poemas de la locura las sombras de sus experiencias infantiles habitarán sus poemas. A veces, como una evocación constructiva de la vitalidad, de la inocencia de la vida, pero también como una amenaza destructiva, de la asechanza de la muerte. Amor y muerte, pero amor maternal y paternal, como demostraremos en el tercer acercamiento a la obra de Raúl Gómez Jattin, nunca constituido desde un erotismo adulto. En los poemas de Retratos la positividad de la carga simbólica, vivencial y conceptual de la madre es patente:

Un fuego ebrio de las montañas del Líbano

Yo te sé de memoria Dama enlutada
Señora de mi noche Verdugo de mi día
En ti están las fuentes de mi melancolía
y del fervor de estos versos
En ti circula un fuego ebrio de las montañas del Líbano
En mí vapores densos de tu delirio nublan mi mediocre
razón española
Madre yo te perdono el haberme traído al mundo
Aunque el mundo no me reconcilie contigo

No así en los Poemas de la locura:

“Soy tu madre atiéndeme en tu pensamiento
Al nacer te vendí al diablo me alimento de ti
Te crié para la muerte Soy eterna gracias a ti
Te cuidé como a una mujercita te llené
de mimos y caricias te hice frágil como el vidrio
para cuando llegara la hora -¡Y ha llegado!–
no opusieras ninguna resistencia
Entrégate al dolor que será tu compañero
en la eternidad Porque la muerte es eterna
El dolor es eterno Dolerás para siempre
Y yo reiré para siempre”

A veces, y es el caso de los mejores poemas, ambas perspectivas –la de la positividad y la negatividad de la madre– convergen, en ninguno de manera tan bella como en el célebre Lola Jattin.

Lola Jattin

Para
Alejandro Obregón

Más allá de la noche que titila en la infancia
Más allá incluso de mi primer recuerdo
Está Lola –mi madre– frente a un escaparate
Empolvándose el rostro y arreglándose el pelo
Tiene ya treinta años de ser hermosa y fuerte
Y está enamorada de Joaquín Pablo –mi viejo–
No sabe que en su vientre me oculto para cuando
necesite su fuerte vida la fuerza de la mía
Más allá de estas lágrimas que corren en mi cara
de su dolor inmenso como una puñalada
está Lola –la muerta– aún vibrante y viva
sentada en un balcón mirando los luceros
cuando la brisa de la ciénaga le desarregla
el pelo y ella se lo vuelve a peinar
con lago de pereza y placer concertados
Más allá de este instante que pasó y que no vuelve
estoy oculto yo en el fluir de un tiempo
que me lleva muy lejos y que ahora presiento
Más allá de este verso que me mata en secreto
está la vejez –la muerte– el tiempo inacabable
cuando los dos recuerdos: el de mi madre y el mío
sean sólo un recuerdo solo: este verso.

He leído tantos versos como he podido: presencias poéticas en la obra de Raúl Gómez Jattin.

Su primera biblioteca fue la de su padre, a lo largo de su vida se encargó de hacerla crecer, al fin de cuentas sería suya tarde o temprano. Aunque sus primeras lecturas fueron tanto narrativas como poéticas, Gómez Jattin supo hallar en todas ellas motivos o imágenes para sus poemas. De las Mil y una noches adquirió un gusto por las imágenes procaces, de sus poemas retomó algunas metáforas y ritmos. De sus lecturas de Platón derivó una particular erótica de la que hablaremos adelante. Otra influencia vital fue la de Luis Carlos López, de quien puede considerarse como un sucesor natural.

Cuando llegas a mi cielo estoy desnudo
y te gustan las columnas de mis piernas
para reposar en ellas Y te asombra
mi centro con su ímpetu y su flor erecta
y mi caverna de Platón carnal y gnóstica

Alfredo Abad Torres en
Pozuelo Ybancos.

Lírica y ficción en Antonio Garrido (compilador) Teorías de la ficción literaria.
¿Enunciación lírica? 1998. Teoría del poema: la enunciación lírica. Fernando Cabo Aseguinolaza y Germán Gullón (Eds) Editorial Rodopi. Ámsterdam
1998. Teoría del poema: la enunciación lírica. Fernando Cabo Aseguinolaza y Germán Gullón (Eds) Editorial Rodopi. Ámsterdam

De Raul...




RAUL GOMEZ JATTIN Y SUS RELACIONES CON EL MUNDO EXTERIOR

Aquellos días en Cereté dejaron de ser, hoy nos encontramos con la historia de un poeta marginado quien fue Raúl Gómez Jattin, alguien que para muchos en este momento es la revelación de la poesía, fresca y libre, que todos los poetas contemporáneos buscan en su lirica. Fue un hombre que corrió con la suerte de ser descubierto en las letras y hacer su primera publicación en la revista puesto de combate gracias a Milciades Arévalo, quien en alguna tarde logró dar con el Raúl jocoso que muchos vieron en el poeta.

Indagar sobre la vida del autor de poemas eróticos, mortíferos y solitarios es curioso, su vida como drogadicto y homosexual tuvo que ver mucho con la critica nacional para referirse a su poesía; hoy, la trascendencia de su arte, hace pensar en la importancia de situarlo en el pensum de literatura en los colegios de Colombia, su destino como poeta culminó, pero el rescate de sus letras, de sus pasiones, de su naturaleza, de su importancia con el sexo y con sus recuerdos de infancia que están colmados de detalles en los que fue feliz, nos permea de una locura efímera que muchos de nosotros como contemporáneos podemos decir en su lectura, que entendemos la prosa a la que se refiere en sus poemas. Raúl no pudo ser encasillado en ningún grupo literario, aunque por poco fue etiquetado como poeta desencantado, desarraigado o sin nombre, Gómez trascendió a estos formalismos rechazando de tajo los cánones literarios y convertirse en un poeta insular como León De Greiff.

Arde Raúl es la obra que escribe Heriberto Fiorillo para recopilar los testimonios de amigos y evocar un Raúl que se percibe gracias a las voces de diferentes autores que tuvieron “el gusto y el susto” de conocerlo, como diría el biógrafo; nos desnuda un personaje con todas las caricias de la locura para constituirse en un ser amado y odiado por la critica y por la clase media intelectual.
La voz de William Ospina y Paola Cadena Pardo, quienes a manera de tributo, escriben sobre el autor y nos permiten descubrir la capacidad etnográfica con que el poeta ha sido interrogado a través de su herencia literaria. Descubrir al otro en si mismo para liberarse de él, es un aporte que al igual que el país de Raúl Gómez Jattin, nos brinda una mirada al autor que no tuvo ninguna aceptación de la academia literaria colombiana y que mas aun, nos presenta un hombre sumergido en una locura que transmitía en recuerdos de su niñez, sin ningún orden semántico, y sin ningún análisis critico de su lirica, mas allá que dibujar una prosa libre y natural, libre de la tradición y totalmente irreverente con los valores católicos que no permitían que se concibieran pensamientos de tal índole y que en tan locuaz autor resulto sencillo expresar.

Rafael Cardozo, dramaturgo, decía sobre Raúl en un blog, que “a su tormentoso paso por este mundo lo sobrevive su obra poética, basada en las obsesiones de su existencia, llena de personajes, situaciones y escenarios; la cual gana cada vez más seguidores, estudio y divulgación. Raúl Gómez Jattin es hoy en día un poeta de culto”, y es un poeta de culto porque se rebeló contra la represión social y el machismo costeño para sumergirnos en prosa urbana, colectiva, sumergiendo al lector en una infancia y despertar sexual que tan cotidiano parece en la zona Atlántica de Colombia.

Sus influencias no se hacen esperar, desde soledades que leyó, hasta irreverencias que se grabó en su cabeza, así vemos un Raúl con las voces de todos en si, para ser “todos cuando pasa y no ser nadie cuando esta solo”, percibimos a Kafka en sus cuestionamientos, a Whitman en su naturaleza erótica, a Luis Carlos López en su voz para superarse a si mismo aunque supiera que la deconstrucción de si mismo no estaba en su lirica, sino dentro de su ser.

Las obras publicadas de Gómez son variadas la antología poética que resume sus libros Amanecer en el valle del Sinú, contiene un prologo de Carlos Monsiváis en donde encontramos poemarios de Raúl tales como: Retratos, Amanecer en el valle del sinú, Del amor, hijos del tiempo, esplendor de la mariposa y un compendio de poemas sueltos llamado el libro de la locura. La selección de los poemas fue un arduo trabajo que se ha hecho para configurar al autor como un canon de la poesía colombiana y que pretende mostrar lo bueno del autor para futuras generaciones y para los nuevos seguidores que día a día se van juntando mas para rendirle homenaje al “poeta maldito” de nuestra generación desencantada.

Jonathan Bravo De Roux